En una partida jugada por los años de 1920 en un café parisino bastante famoso por haber albergado una buena cantidad de partidas de ajedrecistas famosos de la época. En una charla posterior a la partida, el perdedor le comentó a su rival que había dejado escapar la oportunidad de darle mate algunas jugadas antes explicándole como era esto posible. La posición que tenía lugar para dar mate para las piezas blancas era la siguiente.
Si bien tras analizar las pocas variables disponibles es claro que esta posición no puede de ninguna forma dar jaque mate en la siguiente jugada, existe una excepción que tenía lugar en aquella época donde el reglamento del ajedrez era mucho más flexible dado a la inexistencia de una federación internacional reguladora.
Básicamente la regla establecía en aquella época que al llevar un peón a la octava fila su valor es cambiado por otra pieza del tablero que no sea un peón o un rey. Esta regla por tanto no establecía en aquel entonces que debían promoverse piezas propias y si bien no tendría mucho sentido devolverle una pieza al tablero al rival, en este problema en especifico daría jaque a la descubierta con la torre y al colocar una pieza del bando negro como un caballo o una torre que no pueda capturar a la torre, obstruiría el escape del rey, quedando en posición de mate, cosa que sería completamente imposible promoviendo una pieza propia.