La apertura inglesa se considera una de las más sólidas en el juego del ajedrez. Su propósito es simple y claro y es optar por c4 en lugar de jugadas más típicas como d4 o e4, las cuales siempre buscan el dominio y control del centro, en este caso lo que busca esta jugada es ignorar por el momento dicho control y tener preparado un peón lateral que pueda llegar a ser cambiado en cierto momento por uno central si fuese necesario, si bien dicha jugada dificulta el desarrollo rápido del alfil, también puede ser de utilidad para proteger la posición natural del caballo a c3.
Las líneas que se pueden desprender a partir de allí son incontables, pero puede ser relativamente común que se responda con c5 y que se desarrollen multitud de variantes a partir de allí. No deja de considerarse por diversos posibles sacrificios una apertura no tan recomendada por algunos jugadores.